Coño, todo esto es tan hermoso. Mira, que planeta tan bonito

Al dia siguiente cojo el tren panoramico que une Ooty con Mettupalayam, un pequeño ferrocarril tirado por una antigua maquina de vapor y catalogado como patrimonio de la humanidad. El vagon se encuentra abarrotado de familias indias y aparte de ser el unico blancucho soy el unico adulto que no luce un viril bigote. Avanzamos despacio entre bosques de eucaliptos (si, eucaliptos), plantaciones de te y verdes praderas, parajes preciosos, pasando por puentes de madera y pequeños tuneles al tiempo que la maquina despide enormes bocanadas de vapor y grupos de monos nos contemplan con curiosidad.

Otra costumbre local consiste en arrojar por la ventanilla todo aquello que se deja de querer y que se convierte automaticamente en un desperdicio: envoltorios de comida, latas, botellas, bolsas, vasos de plastico... (empiezo a temer que algunos/as aprovechen la ocasion para deshacerse de sus conyuges). La verdad es que no todos los dias se tiene la ocasion de llenar de porqueria algo que es patrimonio de la humanidad. La ocasion la pintan calva y o uno aprovecha estas oportunidades al vuelo o se arrepiente durante el resto de sus dias. Me extraña que no vendan camisetas con la leyenda "Yo llene de mierda el patrimonio de la humanidad".

Yo siempre he sido un defensor de seguir las tradiciones locales alla donde vayas y del donde fueres haz lo que vieres. Afortunadamente tengo un pañuelo de papel en el bolsillo asi que con el pulso firme y el rostro resuelto, lo agarro y me dispongo a lanzarlo por la ventanilla. Segun mi mano se aproxima al hueco empieza a temblar. Maldita sea, no soy capaz ¡no puedo! Mi compañero de asiento me mira con disgusto y se aleja todo lo que puede de mi, maldicion, esta pensando que soy un pusilanime, mientras que el niño del asiento de delante esta tirando alegremente los contenidos del bolso de su madre por la ventana, justo cuando pasamos por encima de un arroyo de aguas puras. El cabron, regodeandose.

Miro angustiado a mi alrededor, todo el mundo se esta uniendo a la diversion en lo que parece una orgia contaminante, arrojando todo lo que tiene a mano al exterior. Alguien trata de arrancar la tapiceria del asiento para lanzarla por la ventana. Joder, soy el unico apocado. Señor, dame fuerzas. Pero no, soy incapaz, no lo consigo, hay algo dentro de mi que me lo impide. No puedo hacer mas que contemplar la escena que se desarrolla delante de mis ojos, innovil. Los padres pasando las bolsas de patatas a los niños para que las arrojen por la abertura, los hermanos lanzando la lata de cocacola apuntando al mono que mira horrorizado mientras se dan la mano ante la mirada orgullosa de la madre y la abuela, complacida, diciendoles que sonrian para la foto. Ah, los primos estaran encantados cuando vean lo cerdos que somos. Joder.