martes, 27 de abril de 2010

Swakopmund

En la costa de Namibia, a 280 kilometros al oeste de Windhoek, se encuentra este pintoresco pueblo de marcadas reminiscencias alemanas. A pesar de que fue en la conferencia de Berlin, en 1884, donde las potencias europeas se repartieron Africa Namibia fue uno de los pocos paises que acabo en manos alemanas (la parte del leon se la llevan Gran Bretaña y Francia). De hecho solo a regañadientes von Bismarck acabo inmiscuyendose en el Namib.

Ademas de seguir a pies juntillas la muy enraizada tradicion europea de hacerle la puñeta a los nativos (los Herero fueron practicamente exterminados) los alemanes dejaron una ristra de pueblecitos repletos de casitas e iglesias en la mejor tradicion arquitectonica germana y un gusto por las salchichas y la cerveza. Quizas el mas representativo de esos asentamientos sea Swakopmund. Con una distribucion en cuadricula, edificios en perfecto estado de conservacion, calles de una limpieza inmaculada y zonas verdes perfectamente ajardinadas, Swakop, como se le conoce por aqui, parece mas suiza que alemana, siendo los suizos los unicos seres de dos patas a cuyo lado los alemanes son unos chapuceros y zarrapastrosos.

El backpackers donde me alojo es el centro de la vida nocturna de la ciudad y, como es sabado, esta a reventar. Alli me encuentro a Ivan, un gallego de As Pontes con mas pinta de australiano surfero pirado que de otra cosa (nada mas verle empiezo a escuchar a los Beach Boys, no se muy bien si solo en mi cabeza). Ivan tambien esta dando la vuelta al mundo, aunque le quedan unos diez dias para volver a casa y esta un poco alicaido tras estar en California, Hawaii, Fidji, Nueva Zelanda, Australia y, ahora, Africa, trabajando aqui y alla buscando la ola perfecta. Porque, efectivamente, Ivan es surfero.

El dia siguiente me lo paso paseando por la ciudad, la cual, con sus boutiques de moda, tiendas de diseño, galerias de arte, cafeterias y restaurantes, todo de una pulcritud inmaculada, parece un retiro vacacional para jubilados acomodados. En la costa un mar cabreado da lenguetazos a una minuscula franja de arena. Unos cuantos valientes con tablas de surf tratan, con poco exito, de domar las olas. Siguiendo la costa llego hasta las dunas rojizas que rodean la ciudad. Me encaramo a una y me paso la tarde leyendo en lo alto. La ciudad y la carretera, ambas lejanas, son las unicas señales de vida en medio del mar de dunas con el oceano de fondo. Escucho
Eleanor Rigby de los Beatles una y otra vez, no puedo pensar en ninguna otra cancion mas adecuada para el entorno donde me hallo.

Swakop tiene, ademas, una gran oferta de actividades para los que necesiten un chute de adrenalina. De lo que hay en el menu lo que mas me pone es sandboarding, asi que, a la mañana siguiente, me enfundo mis gayumbos de la suerte, y para alla que voy. Nos llevan al pie de una enorme duna en las afueras. Hay dos modalidades: de pie y echado. De pie viene a ser como snowboarding (se usan las mismas tablas), pero hay que marcar mas los movimientos ya que hay mas friccion con la arena que con la nieve, tambien es mas sencillo y las caidas son menos dolorosas, lo que mi cuerpo agradece bastante. Estoy con un nutrido grupo de noruegos, que si pasan de la veintena lo llevan de incognito. Los malditos descienden la duna como si hubieran nacido con una tabla en los pies. En fin ya volveran a su pais a congelarse las pelotas. Ademas, no es que sea muy dificil dejarme en evidencia haciendo snowboarding. Por suerte hay tambien un trio de indios que estan tan comodos encima de una tabla como un japones en traje de luces. Me siento mucho mejor. Tanto que, lanzado, me atrevo a saltar en la rampa que hay a tal efecto. Tras lo cual la vuelta arriba cojeando se hace interminable.

La otra modalidad consiste, basicamente, en lanzarse duna abajo echado en una tabla de contrachapado con los piños por delante. ¿Parece una chorrada eh? Pues se alcanzan velocidades de 70 km/h, lo cual, con los piños a ras de suelo viene a ser bastante. Tras frenar a la mecaguen me levanto muy dignamente (cada uno se baja de la tabla como quiere) mientras compruebo con la lengua que conservo todos los dientes intactos. Me paso escupiendo arena el resto del dia.

Muy bien. Ya tengo mi chute de adrenalina. Ahora al bar.

Nada mas volver al pueblo, me tropiezo con Valentino a quien conoci la noche anterior. Es el pincha del bar de backpackers, quien cuando no esta pinchando, o jugando rugbi para el equipo nacional namibio, se dedica a hacer piruetas en caida libre tras tirarse de un avion. Mientras le estoy dando una paliza a los dardos llega Ivan. Ivan esta viajando con un overland truck en direccion a Ciudad del Cabo, parten al dia siguiente y decido incorporarme al camion. Mi siguiente destino es Sossuvlei y para llegar alli no hay transporte publico. Contaba con juntarme con los alemanes que me habia encontrado en Malawi para llegar alli en coche alquilado, o bien con Charles y Ellen, pero los unos se han demorado mas de la cuenta en el norte de Namibia y los otros se han ido antes de que les contactara. La opcion de ir a traves de un tour organizado es ridiculamente cara asi que la opcion del overland truck es bastante apetecible.

viernes, 23 de abril de 2010

Namibia

No fue hasta 1990 que Namibia se independizo de Sudafrica, por aquel entonces todavia bajo el regimen del apartheid. A sus 20 primaveras constituye una de las naciones mas jovenes del mundo. Y para tan temprana edad no lo esta haciendo nada mal. La fachada que presenta al mundo, o por lo menos a mi que soy un espectador agradecido, es la de un pais desarrollado. La primera sensacion al entrar en la capital es la de haberme teletransportado a otro continente. No se muy bien cual ya que las anchas avenidas de Windhoek, sobredimensionadas y llenas de grandes todo terrenos y pickups, son mas propias de los Estados Unidos, las iglesias, edificios historicos, asi como las inscripciones en aleman te hacen pensar que estas en Baviera o alrededores, en tanto que el predominio de rostros de color en las calles hace que te acabes de desorientar.



Hey mira una foto! No, no es Hamburgo (Windhoek, Namibia)


Atras quedaron las chozas de paja, los minibuses atiborrados, las multitudes ociosas abarrotando calles y plazas, mujeres en coloridos kitenges, hombres con americanas demasiado grandes y niños con camisetas raidas, los gritos de mzungu, mzungu al pasar por un mercado, niños corriendo saludando con la mano. Y la eterna imagen de esbeltas siluetas portando bultos en la cabeza recortadas contra un sol abrasador. Y las sonrisas. Sonrisas por doquier, sonrisas sinceras. A pesar de todo. La Africa de verdad. O mejor dicho la Africa arquetipica, la que esta en el imaginario popular, porque, quizas, Namibia es como Africa deberia de ser. Habra quien diga que no, que en el momento que Africa se llene de autopistas, gente en coches nuevos corriendo de la oficina al centro comercial a comprar pizzas precocinadas preocupados por la hipoteca; en ese momento Africa habra perdido su identidad, su alma. No creo que el africano tuviera ningun problema en decidir en que Africa quiere vivir.

Si bien las apariencias engañan, y ni yo soy Alicia, ni esto es el pais de las maravillas. A años luz de la mayoria de sus vecinos en cuanto a desarrollo, con Botswana haciendo de zona de transicion con el resto, Namibia sigue teniendo sus problemas. Ilze, una contable local descendiente de afrikaneers, negros y alemanes (en Namibia te encuentras toda la gama del blanco nuclear al negro carbon y, por primera vez, veo mestizos) me comenta que el paro es rampante (30%), el sida una plaga (15%) y la mitad de la poblacion de Windhoek vive en chabolas. Robert, un diseñador grafico zimbabuense, sin embargo, esta mas que contento de vivir en Namibia y destaca la ausencia de prejucios raciales.

Los bares de los alojamientos de backpackers pueden llegar a ser un poco agobiantes. En algunos parece que estes obligado a ser cool, sonreir y charlar con todo bicho viviente (u objeto inanimado si has tomado alguna de mas) y, la verdad, no siempre me apetece. O quizas me este haciendo viejo. Pero despues de 12 horas de viaje, no puedo evitar ir al bar a por una cerveza nada mas llegar al Cardboard Box Backpackers, que es donde me alejo. No habia acabado de pedir una jarra cuando veo a Charles, un chico frances y su novia sueca, Ellen, quienes ocupaban la tienda de campaña vecina a la mia en Maun, dos dias y mil kilometros mas atras. Despues de un voluntariado en Senegal se encuentran de vacaciones en la zona. Charles se compro un coche de segunda mano en Francia y condujo hasta Mali, donde vendio el coche por el doble, con lo que se pago las vacaciones (aparentemente hay una escasez de coches en Mali) y despues se fue a Senegal (Nota mental: coche segunda mano- Mali). Son una pareja muy agradable y quedamos en vernos mas adelante para compartir coche hasta Sossuvlei.

El dia siguiente lo dedico a pasear por la ciudad y, entre otras cosas, recorrerme las librerias en busca de libros sobre Africa. En los alojamientos de mochileros suele haber un servicio de intercambio de libros, coges un libro y dejas otro. Lo cual es una idea fabulosa pero, desafortunadamente, no suelen estar bien surtidos y la seleccion de libros es, en la mayoria de los casos, pauperrima. Habia confiado demasiado en utilizar este servicio y, hasta ahora, no habia podido encontrar buenas librerias.

Por la noche me voy a cenar al Joe's Beerhouse, toda una institucion en Windhoek, se trata de una cerveceria enorme repartida en varias cabañas con el techo de paja y patios intercalados, a rebosar de cachivaches, trastos y cacharros de todo tipo, y la mayor concentracion de botellas de Jagermeister fuera de la fabrica de Jagermeister (Jagermeister es un famoso licor aleman, para los que hayais visto la pelicula The Hangover -Resacon en Las Vegas en español- es lo que se beben en la azotea del hotel al principio de la noche, tambien es a lo que me suele oler el aliento despues de salir con mis compañeros de trabajo en Londres -todavia no he averiguado quien coño se dedica a pagar rondas de la mierda esta cada vez que salimos-), torres de Jagermeister que llegan al techo, paredes forradas de Jagermeister, racimos de Jagermeister colgando de las vigas, hileras interminables de Jagermeister... No puedo resistir la tentacion y pido un Bushman sosatie, un enorme pincho de carne de avestruz, cocodrilo, cebra y gacela regado con cerveza de trigo. Tras comer cual leon en el Serengeti me fui rodando y haciendo eses a dormir la mona(si, muy poco dignamente ¿que pasa?).

lunes, 19 de abril de 2010

Actualizaciones

Me encuentro ahora mismo en Stellenbosch, una ciudad universitaria en medio de una zona vinicola a escasos kilometros de Ciudad del Cabo. Llevo 6 dias viajando en un overland truck con direccion sur desde Swakopmund en Namibia con un grupo de canadienses, ingleses, sudafricanos y un gallego de As Pontes. Pensaba ponerme al dia con los post y actualizar el blog en Ciudad del Cabo, ya que iba a tener tiempo de sobra (y relatar sobre el Kilimanjaro, Ngorongoro, Zanzibar, hacer puenting a 110 metros de altura, volar sobre las cataratas victoria a bordo de un cacharro salido de Autos Locos, sandboarding en la Skeleton Coast, canoeing en el Orange River...), pero como voy a llegar antes de lo previsto y tendre 15 dias en Sudafrica me voy a hacer un tour por el pais acompañado de un par de ingleses, asi que no se cuando podre hacer las actualizaciones.

De momento el blog esta un poco deslabazado, ire poniendo las entradas en el orden en las que las escribo y despues ordenandolas por orden cronologico, segun ha ido sucediendo lo que voy contando.

Ah y añadire fotos. Y algun video

Y otro dia cualquiera (entrada en Namibia)

Tanto Namibia como Botswana estan escasamente poblados. Botswana, con una superficie superior a la de Espana, cuenta con millon y medio de habitantes, mientras que Namibia, con una extension algo inferior a Alemania y Francia juntas, tiene cerca de dos millones. Ambas cuentan con enormes extensiones de zonas deserticas, semideserticas y savana y los nucleos de poblacion, escasos, se encuentran separados enormes distancias unos de otros. Quizas debido a ello, y al hecho de que mucha gente se pueda permitir coche propio, el transporte publico es, al igual que el sentido del humor en Suiza, una mierda, en el mejor de los casos, o inexistente, en el peor (o viceversa, no lo se muy bien).

Me encontre que para ir a Windhoek, la capital de Namibia, desde Maun, no habia servicio de autocar. Se podia hacer la mayor parte del recorrido enlazando autocares, pero con tramos sin servicio, por lo que se recomendaba hacer autostop desde Maun. En los dos paises hacer autostop es bastante habitual, aunque, normalmente, se paga el equivalente a la tarifa de autocar.

Asi que, el dia 8 por la mañana, en cuanto el sol hizo acto de presencia, me enrosque la boina, me ate los machos, ice la mochila cual Perurena en fiestas de Renteria y me subi al autocar hacia Ghanzi, a mitad de camino de la frontera con Namibia, en donde cogeria otro bus que me dejaria en la aduana. A partir de ahi tendria que hacer dedo.

Una de las ventajas de Botswana con respecto a los paises africanos que habia recorrido previamente es que puedes mover los dedos de los pies durante los desplazamientos en bus (lo de añadir un digito en donde pone la capacidad del vehiculo en numero de pasajeros y meter gente y gallinas a la mecaguen es parte del folclore en estas geografias), lo cual es de agradecer mirando a los ojos y con la mano en el corazon cuando te tienes que pasar 12 horas de viaje en ellos. De Maun a la frontera hay unos 500 km y Ghanzi, de hecho, es la unica poblacion que nos encontramos en todo el tramo. El resto del tiempo una sucesion de bosque bajo y savana transcurre infinita tras los cristales del autocar, salpicada de rebaños de vacas y cowboys negros a caballo. Bob Dylan resulta un mas que aceptable compañero de viaje. De vez en cuando el vehiculo se para y un pasajero se baja en el medio de la nada mas absoluta.

Empiezo a abandonar la idea de hacer dedo cuando veo que vamos a llegar a la frontera con la puesta de sol y, sinceramente, no me encuentro comodo haciendo autostop de noche. Pregunto a mi vecino, un hombre mayor de color, con dientes, cadenas y reloj de oro, americana y sombrero, que no desentonaria en una jam session de New Orleans tocando el saxofon junto a Johhny Lee Hooker, sobre las opciones de alojamiento en la frontera. Me da buenas y malas noticias. Las malas noticias son que no hay. Joder, esto se complica. Las buenas que cualquier vecino me va a permitir dormir en su casa. Me veo durmiendo en la calle, lo cual no me llena precisamente de jubilo. Para acabar de rematar la faena el motor del autocar decide ponerse en huelga a 10 km de la frontera. Bueno al menos eso es lo que nos dice el conductor, pero me parece un poco extraño que el motor se estropee justo en la primera gasolinera que vemos en 150 km tras aparcar suavemente en una lateral. Asi que con el ceño fruncido y preguntandome cuales son las probabilidades de conseguir a alguien que me lleve, cuando ahora somos 16 tios los que hacemos dedo, por no hablar de las pintas de indigente que me gasto ultimamente, me acerco a la carretera mientras el sol se empieza a poner en el horizonte. Y ahi es cuando Dios, mesandose las barbas, decidio echarme una mano (os recuerdo que Dios me ama) y envio un minibus vacio que, casualmente, se dirigia a Windhoek. Justo en el momento que ponia el pie en el arcen de la carretera el minibus se detuvo con la puerta abierta justo delante mio, mientras me parecia oir un coro de angelotes celestiales cantando a capella y discernir unas alitas blancas asomando por encima del hombro del conductor. El autocar estropeandose y un minibus pasando por alli al mismo tiempo (cuando no hay mucho trafico por estos lares) me parecia un poco demasiada coincidencia (se paga por el trayecto). Suspicaz que es uno, pero a mi me vino de perlas, y llegue a Windhoek, sano, salvo y moviendo la colita (no, esa no) a las 9 de la noche.

sábado, 10 de abril de 2010

Un dia cualquiera (entrada en Botswana)

Soy el primero en llegar al taxi compartido que va a Kazungula, en la frontera con Botswana, asi que me toca esperar hasta que lleguen otros tres pasajeros. Voy a tirar una ciruela en una papelera a la entrada de un supermercado cuando un chico de unos quince años me la pide. Entro en el super y le compro comida. Es dificil reconciliar el hecho de estar un año viajando, gastandome lo que muchos africanos ganan en el curso de una vida, con ver gente pasando hambre. Afortunadamente no habia visto a nadie claramente malnutrido en el transcurso del viaje. La unica posible excepcion eran los niños masai que se encontraban pastoreando en las estribaciones del crater del Ngorongoro, parecian anormalmente delgados, pero no es que los masais se caractericen por tener una constitucion de luchadores de sumo. A los niños masai les mandan a pastorear rebaños de cabritos tan pronto como dejan de gatear y parece dificil que niños cuyas familias tienen rebaños de cabras sufran de malnutricion. Sin embargo Hugo y Bego si que habian observado pequeños, en el oeste de Africa, con sintomas extremos, como la tripa hinchada y el pelo cobrizo.


Mucha gente en Africa vive de lo que da un pedazo de terreno, que no es mucho cuando vienen bien dadas, y pasa a ser nada cuando vienen mal dadas. En 2005, gran parte del este y sur de Africa estuvo al borde de sufrir hambrunas debido a sequias. Gobiernos incapaces, en el mejor de los casos, corruptos o la total ausencia de un gobierno funcional, tal y como sucede en Somalia, Congo o Zimbabwe, en el peor de los casos, no hacen mas que agravar la situacion. Por no hablar de las guerras, guerrillas e inestabilidad cronica de muchos de los paises. Curioso es el caso de Zambia, ni mucho menos el peor ejemplo de gobierno, que, durante la crisis alimenticia del 2002, cuando millones de zaireños estaban al borde de morir de hambre, rechazo millones de dolares en toneladas de maiz americano enviado para paliar la hambruna, alegando que el maiz era transgenico y podia ser perjudicial para la poblacion, siendo exactamente el mismo maiz que se consume en Estados Unidos.


Parece que la espera hasta que se llene el taxi va para largo asi que me siento en un banco y me dedico a ver la vida pasar. A pesar de ser Livingstone un centro turistico debido a la proximidad de las cataratas Victorias soy el centro de atencion cada vez que paseo por la ciudad. Muchos blancos no se aventuran a pie fuera de los muros de su hotel. Sin embargo, al poco de estar en la plaza formo ya parte del decorado y nadie me presta la menor atencion. El espacio donde se encuentra la parada es un hervidero de gente. Parece que vayas donde vayas en Africa, las ciudades, los pueblos, los bordes de las carreteras se hallan abarrotadas de gente. Una multitud de taxis y minibuses esperan la llegada de clientes, con sus conductores durmiendo en la capota, haciendo corrillos o rellenando gasolina con garrafas. Todavia son mas los vendedores callejeros que se encuentran sentados en el suelo exponiendo sus mercancias delante de ellos:frutas, bebidas, galletas, periodicos, moviles antiguos... Al lado mio hay un grupo de mujeres, todas ellas con una nevera, vendiendo refrescos, en la hora y veinte minutos que paso en la parada, solo una de ellas vende un refresco, y ellas son cuatro. Un hombre se sienta en el maletero del taxi que voy a coger, que esta abierto, saca un fajo de billetes del bolsillo y los empieza a contar, por el volumen del fajo debe tener unos mil dolares en moneda local, kwachas, lo cual es una autentica fortuna aqui. El hombre que esta pidiendo en la acera de enfrente recoge todas las monedas que le han echado, cruza la calle y compra una bolsita pequeña de plastico conteniendo un liquido transparente, se trata de una especie de aguardiente local. Se lo bebe de un trago y vuelve a su puesto al otro lado de la calle. En una esquina una cuadrilla de costaleros estan descargando sacos de un camion, lo hacen a la manera africana, llevandolos en la cabeza, formando una procesion interminable entre el camion y el almacen.



Al final el taxi se llena y salimos. Nada mas montarme en el coche el tipo que esta al lado mio se me presenta, se trata de Robert, y es un cura zambiano que tiene la parroquia en Botswana, es clavado al compañero de Sonny Crockett en Corrupcion en Miami y lleva una camisa hawaiana. El cura de toda la vida vamos. Nada mas presentarse me pregunta que si soy religioso, le digo que no. No se lo toma a mal (por aqui son un poco extremos en lo tocante a la religion) y continuamos charlando un poco de todo.



Al cabo de una hora llegamos a la frontera. Durante kilometros puedo ver camiones aparcados a los lados de la carretera. El rio Zambezi hace de frontera natural entre los dos paises, las lluvias intensas de las ultimas semanas, hacen que sea mas ancho de lo habitual. Un ferry atraviesa vehiculos y pasajeros al otro lado. Robert me cuenta que los camioneros tienen que esperar durante dias para atravesar el rio. Este es el unico punto fronterizo entre Zambia y Botswana y no ha sido hasta hace poco que se ha llegado a un compromiso para construir un puente. Robert me lleva con el hasta una lancha rapida, con lo que nos ahorramos tener que esperar media hora por el ferry.



Nada mas atravesar el rio percibo cuan diferente es Botswana de Zambia. Botswana se trata de una feliz anomalia dentro del Africa subsahariana, una historia de exito, donde un gobierno honesto y efectivo ha sabido sacar provecho de los yacimientos de diamantes con los que cuenta el pais y utilizar ese dinero en beneficio de la poblacion. Al mismo tiempo, durante los turbulentos tiempos de la lucha por la independencia, supo mantener un equilibrio dificil entre el radicalismo en el que acabo su vecino Zimbabwe y el hegemonismo blanco imperante, y los sucesivos conflictos, en Namibia y Sudafrica. No hay nadie atosigandome en la frontera, no hay gente caminando al lado de las carretera, la cual se encuentra en perfecto estado, los coches son en su mayoria enormes todoterreno y pickup al estilo americano y las chozas han desaparecido.



Del otro lado, cogemos un taxi hasta Kasane, el pueblo mas cercano y base desde la cual se visita el parque nacional Chobe, una de las mayores atracciones de Botswana. Veo el establecimiento donde queria alojarme, el mas economico del pueblo, y me bajo. Pregunto si tienen disponibilidad:


- Yes, we have some single rooms available.

- OK, and how much are they?

- 330 pula (moneda local, un dolar equivale a unos 7 pula aprox -o sea unos 47 $-)

- I beg your pardon (que quiere decir "¿que c*****s me estas contando?")

- 330 pula

- 330 pula?

- Yes

- And is there jacuzzi in the room?

- Eehhhhmmmmm, no sir

- Ok, in that case I will try in any other place, do you know by any chance somewhere eeerrrhhh... a bit more economical?

- Eeeehhhhmmmm, nop

- Ok ("pero que demonios esta pasando aqui")


Y encima me encontraba en el medio de la nada, pues el sitio donde pregunte era en realidad un camping a las afueras del pueblo (si, un camping muy normalito, donde alquilan ademas habitaciones por 47 dolares americanos la noche), con una pesada mochila a cuestas y sin moneda local. Todos los taxis que veo pasar son compartidos con lo que no puedo decirle al taxista que me lleve a un cajero (bueno poder puedo decirselo, pero me se la respuesta), asi que tras mirar en el mapa de mi guia que el pueblo quedaba a unos 4 km me puse a andar (ademas tenia ganas de caminar y el macho español no se arredra ante nada). Y no, no vi la diminuta advertencia de "escala aproximada" que venia en el mapa. Tampoco sabia en aquel momento que caminar por esa carretera estaba considerado peligroso debido a los animales salvajes que pululaban por ahi. Dos horas mas tarde llegue al pueblo, maldiciendo a la ley de la gravedad, unica culpable de que mi mochila pesara una barbaridad (o dos) y no, como mucha gente piensa, los contenidos de la misma, ni, por supuesto, la persona que habia puesto esos contenidos en el interior de la mochila. Un cajero me estaba esperando con los brazos abiertos. Tras llenarme las alforjas con pulas botswanos me dije "lo primero es lo primero" y me fui al bar a por una merecida cerveza. Una vez con la cerveza en mis manos me dije (si, hablo mucho conmigo mismo ultimamente, pero ¿que quereis? es lo que tiene viajar solo) "lo segundo es lo segundo" y me dispuse a encender un cigarrito. Momento en el que me encontre la mirada acusadora de la camarera señalandome el cartelito de prohibido fumar. Joder con los paises desarrollados. Asi que sali fuera, donde me informaron, muy amablemente, que en Botswana esta prohibido beber en la calle. Mientras me colocaba en la puerta con mi cigarrillo fuera del bar y mi cerveza dentro del bar mentalmente puse a Botswana en mi lista negra de paises (si Estados Unidos puede tener una lista negra yo tambien). Ahi fue donde la camarera me informo, muy poco amablemente, que no me podia quedar en la puerta. Añadi a la camarera a mi lista negra.


Pues si jabalies salvajes (¿hay otros?) en medio del pueblo



Despues de un par de cervezas, pregunte a un lugareño por un sitio barato para alojarme y el hombre me señala una casa de huespedes, donde compruebo, tras rodear unos jabalies que estan pastando en la puerta (!?), que hay una mas que ligera discrepancia entre el concepto botswano de la palabra barato y el mio. Por ejemplo 94$ por una habitacion, de acuerdo con mi manual, no es barato. Afortunadamente disponian de una habitacion reservada para los guias, que en aquel momento se encontraba vacia, que la alquilaban por 21$.

viernes, 9 de abril de 2010

En mokoro por el delta del Okavango (II)

El Okavango tiene la singularidad de que no desemboca en el mar, sino que desagua en una llanura. El delta ocupa una superficie de aproximadamente 20,000 km2 y acoge una gran cantidad de fauna. Como ahora nos encontramos en temporada de lluvias, y este año se ha caracterizado por ser especialmente intensas, el delta se encuentra anegado. En realidad durante la epoca de lluvias es mas dificil divisar animales, la fauna se encuentra concentrada en las areas con agua y, al ser estas areas mas reducidas durante la temporada seca, es mas facil el ver vida salvaje entonces.


Desde The Old Bridge nos habiamos dirigido en lancha rapida al poblado donde nos esperaban los guias. Alli nos subimos al mokoro de Sisko. Un mokoro es una canoa tradicional de madera y que se maneja por medio de un palo largo de madera a la manera de las gondolas venecianas. El paseo en mokoro hacia la zona donde ibamos a acampar fue sumamente placentero, deslizandonos suavemente entre cañas y nenufares en flor, tirados en la estrecha canoa con el cuerpo a ras del agua. Tras montar las tiendas de campaña hicimos la caminata relatada anteriormente y, tras la cual, cenamos alrededor de la hoguera bajo un cielo estrellado y en medio de una algarabia tremenda creada por pajaros, ranas e insectos de todo tipo (¿y la gente se va al campo en busca de tranquilidad?). Y alli me encontraba meditando sobre que demonios estaba haciendo yo alrededor de una hoguera en medio de Africa con un bushman y una japo cuando se empezaron a escuchar bongos y cantos tribales. Sisko se encargo de romper rapidamente el hechizo del momento, informandonos de que se trataba de los guias de un numeroso grupo de turistas que se hallaban acampados cerca y que estaban haciendo un numerito para los occidentales. Mas tarde descubriria que la pareja de españoles que me habia encontrado en las cataratas Victoria viendo el arco iris lunar se encontraba en ese grupo.


Puesta de sol en el delta


A la mañana siguiente nos levantamos al amanecer para emprender otra caminata por la savana. Una manada de ñus, un puñado de rheboks y un par de ejemplares de una especie de zorro fueron un botin bastante escaso para una paliza DE CINCO P****S HORAS ANDANDO!!! Especialmente despues de haber estado unas semanas atras en el Ngorongoro, donde la cantidad de animales es impresionante y se ven confortablemente subido a un Land Cruiser, por no hablar de la placentera sensacion que produce el saber que tu integridad fisica esta a salvaguardo.

Sisko, yo y un bufalo (bueno, un ex-bufalo)



Volviendo en lancha rapida al camping empezo a diluviar. ¿Habeis estado en un fueraborda a toda velocidad mientras caen chuzos de punta? Al principio es una faena, hasta que estas tan empapado que ya te da igual todo, o sea a los treinta segundos, y empiezas a disfrutar. Me entraron unos deseos irrefrenables de encaramarme a la proa y empezar a aullar (quizas las picaduras de los mosquitos, que me habian acribillado la noche anterior, me estaban produciendo una reaccion alergica). Lo malo de estar sobrio es que no puedes hacer idioteces y echarle la culpa al alcohol, asi que, al final, me quede quietecito.

Esa noche estaba especialmente animada en el bar del Old Bridge. Un grupo de voluntarios americanos del Peace Corps empezaron a sacar botellines de cerveza belga e invitar a diestro y siniestro. Los Peace Corps es una organizacion estadounidense dependiente del gobierno que tiene proyectos de ayuda al desarrollo por todo el mundo, me habia encontrado bastantes a lo largo del viaje. Dicen que los voluntarios del Peace Corps que sirven en Sudamerica vuelven muy involucrados politicamente y desviados a la izquierda (seguramente un efecto secundario que la administracion americana no habia previsto al crear la organizacion), los que han estado en la India y el sudeste asiatico vuelven con la espiritualidad a flor de piel y los que llevan tiempo en Africa vuelven... alcoholizados. Los miembros de este grupo llevan un par de años trabajando en Sudafrica y se encuentran en Botswana de vacaciones. Dave, un veinteañero de Florida, me recuerda el personaje de Alec Baldwin en la serie Friends. Que Maki le dice que lleva un año estudiando en Gaborone- Ohhh, that's soooooo cooooooool!!!!- que le digo que estoy dando la vuelta al mundo -Ohhhh, that's is aaaaaawesoooooome!!!!- que piso una mierda de perro -Ohhh, that's amaaaaaaziiiiiing!!!!!-. Pienso que me esta tomando el pelo, pero no, el tipo es asi. Los yanquis son tremendamente majos y consiguen que al poco rato todo el mundo hable con todo el mundo. De lo que la parroquia se parecia haber olvidado es que el calling time en Botswana es a las 10 (sin duda herencia de los ingleses) y cuando la gente esta atacando los tequilas suena la fatidica campana. Lo cual a mi me viene de perlas ya que estoy bastante cansado, asi que termino de ver como el Barcelona machaca al Arsenal (maldito Messi) y me voy a dormir.


miércoles, 7 de abril de 2010

En mokoro por el delta del Okavango

Y fue justo antes de empezar la caminata cuando Sisko, nuestro guia, un bushman del Kalahari, nos empezo a aleccionar sobre como sobrevivir a un encuentro con algunas de las bestias que pueblan el delta del Okavango. Si es un bufalo el que te mira con malos ojos lo mejor es correr como alma que lleva el diablo hacia el arbol mas cercano y encaramarse a el. Si se trata de un elefante hay que correr en direccion del viento, para que no te pueda oler, y esconderse entre la maleza. Si te encuentras con un leon hay que... quedarse quieto. Muy facil decirlo. En algun sitio habia leido que si sales corriendo y te comportas como una presa el leon te toma por una presa, te caza y... Se pueden hacer bastantes analogias, mas de andar por casa, con respecto a esto ultimo. Si te comportas como un idiota la gente te toma como un idiota y asi sucesivamente. De acercarse a un hipopotamo ya ni hablamos. Alla donde lo ves el torpe y perezoso gordo cabron del hipopotamo mata mas gente que cualquier otro animal en Africa. Tiene bastante mala baba y acercarse a un hipopotamo significa bronca garantizada y nadie en su sano juicio quiere pelea con un bicho que pesa tres toneladas en canal y tiene muy malas pulgas. Y, por muy increible que parezca, corren mas que tu. Nunca, nunca -nos informa Sisko- colocarse entre un hipopotamo y una charca de agua. De los rinocerontes no teniamos que preocuparnos ya que no habitan la zona donde nos hallamos (menos mal). El consejo que habia leido con respecto a rinocerontes es que hay que dejar que embistan y saltar a un lado en el ultimo momento (!?). Estaba empezando a comprender el papel de renuncia de responsabilidad que, de manera apresurada, nos hicieron firmar antes de salir. A esas alturas estaba visualizando diferentes tipos de escenarios posibles, como un encuentro con un elefante y un leon, ninguno de ellos favorable para mi persona, cuando empezamos a caminar. De hecho, la unica esperanza que albergaba es que la japonesa que venia conmigo y con el guia no tenia pinta de correr mas que yo (por algo me llaman el hijo del viento). Al final de la caminata, que duro un par de horas, Maki, mi compañera, parecia desilusionada ya que no vimos ningun animal. Mi cara era mas de, ¿como diria? ah si, alivio.

Habia contratado la excursion por medio del establecimiento donde me alojaba, un camping para mochileros llamado The Old Bridge Backpackers, localizado en las afueras de Maun, a las orillas de un rio. Un sitio bastante carismatico con un bar de madera y techo de paja repleto de personajes singulares y con una pero que muy buena musica de fondo. El sitio estaba regentado por una cuadrilla de blancos bastante peculiares: un doble de Jack Sparrow con bandanna, perilla y aros en las orejas incluidos, un tio con pinta de surfero australiano perdido en un pais sin costa y con un ceceo muy pronunciado, una chica embarazada con el pelo rapado y pinta de romper cabezas de motoristas a botellazos, un tipo barbudo y calvo, con cara de haber protagonizado el robo del siglo y estar escondido de la justicia inglesa en Botswana, y, para terminar, un sudafricano muy majo con trazas de ex jugador de rugby (Yes, I have met a nice South African -para los que no sepan de lo que hablo echad un vistazo a http://www.youtube.com/watch?v=oSLMKUXZ3hk, no tiene desperdicio).


(continuara)

viernes, 2 de abril de 2010

En Malawi (3)

El dia siguiente amanece lloviznando. Nos encontramos en temporada de lluvias, pero tampoco lluve mucho y, cuando lo hace, tiene la amabilidad de llover a primera hora de la manana, asi que tampoco molesta demasiado. La mañana transcurre perezosamente, con ese plomizo aletargamiento producido por el calor y la humedad y tan tipico de los tropicos. Solo abandono la tumbona y las vicisitudes de Edmond Dantes (que no Leonardo) para conseguir una bebida en el bar. Para ello primero hay que encontrar al camarero que, invariablemente, se encuentra durmiendo en algun lugar, cada vez mas recondito, del barco. En un momento dado le pregunto si el Ilala es propiedad del gobierno (no se por que tenia la corazonada de que el hombre era funcionario), pero entre sus funciones no debe estar contestar gilipolleces, asi que me pone la bebida y se escabulle sin decir palabra.

Joerg y Kirsten se hallan haciendo una entrevista a un pescador local que embarco el dia anterior con un cargamento de cubos llenos de bolsitas de agua con pececillos. Muchas de las especies de peces que se encuentran en el lago Malawi son endemicas y una gran cantidad de los ejemplares que podemos ver en las peceras europeas provienen de aqui. En este caso los peces recalaran en China, aunque solo uno de cada tres llegara a completar el viaje.

A las 2 de la tarde llegamos a Chipoka y desembarco con la pareja de alemanes. Desde el embarcadero vamos caminando a la carretera por un camino de tierra flanqueado por chozas de paja. Multitud de niños salen a saludarnos sonriendo. No se ven muchos blancos por aqui y para los pequeños somos una curiosidad, supongo que del mismo modo que seria ver negros en una zona rural de España hace 30 o 40 años. Joerg y Kirsten, asi como otros viajeros, me cuentan como en algunas zonas rurales los niños huyen aterrorizados al verles. Al parecer muchos padres dicen a sus hijos que si no se portan bien el hombre blanco vendra y se los llevara, o sea que somos el hombre del saco local (no es de extrañar, pues, que el ver a un hombre blanco con un saco enorme a la espalda sea una imagen pavorosa para los niños). Razones historicas no les faltan a las gentes de Africa para proyectar esa imagen de los blancos en las mentes infantiles, durante siglos los unicos "blancos" (arabes u occidentales) que se acercaban por estos lares venian con la nada amistosa intencion de capturar nativos y esclavizarlos.

Una vez en la carretera una pickup nos recoge y viajamos confortablemente en la parte de atras echados sobre sacos de patatas hasta llegar a Salima, donde cogemos un minibus a Lilongwe. Hacer autostop es muy comun en esta parte de Africa, aunque siempre hay que pagar una cantidad por el paseo.

Nada mas bajarme del autobus en la estacion de Lilongwe un hombre, supongo que el tarado local (debo tener un iman), se pone delante mio y señalandome con el dedo empieza a gritar como un poseso: "¡Mzungu!¡Mzungu!". Alarmado empiezo a mirar alrededor, esperando que pase algo. Como nada sucede rodeo al majadero y sigo mi camino. Mzungu significa "hombre blanco" en Swahili, Chichewa y muchas otras lenguas del este y centro de Africa. Originariamente significaba "aquel que va de un lado para otro sin ningun proposito" en Swahili y eso era precisamente lo que hacian los primeros exploradores blancos que se vieron por la region a los ojos de los nativos. Sobre todo en Malawi en varias ocasiones lo oiria en boca de gente que me señala con el dedo a un palmo de mis narices, aunque no tiene ninguna connotacion negativa no llego a acostumbrarme.

Ceno con los alemanes, comiendo por fin en condiciones por primera vez en una semana (una fabulosa hamburguesa), aunque me habia mantenido lo mas alejado posible de la nsima las opciones muchas veces se limitaban a un nada suculento pollo con arroz o un aun menos suculento pescado con arroz. Nos alojamos en un tipico albergue de mochileros, donde una pandilla de ingleses esta dando buena cuenta de la cerveza local (llamada Kuche Kuche, lo cual es algo muy apropiado de decir cuando le haces cosquillas a un bebe pero como nombre de cerveza parece un tanto desafortunado) de una forma un poco ruidosa para mi gusto (sobre todo cuando estoy tratando de dormir), compitiendo duramente con los ocupantes de un overland truck en el exterior del edificio que tenian fiesta esa noche. A pesar de que parece que estoy en medio de la pista de Pacha tardo cinco minutos en dormirme.